miércoles, 23 de septiembre de 2009

Ojos tristes me dijeron que tenia.
Voz triste me confesaron también.
Nadie pudo ver en mi interior lo verdaderamente triste. Un desgarro por dentro que robaba abrazos de quien se cruzara para intentar calmarse. Un grito ensordesedor que no dejó pensar. Una culpa ajena. Una pregunta desvariante. Una tristeza incontrolable. Una añoranza inentendible. Una sonrisa falsa. Una risa aun mas falsa. Un pedido de cariño. Una responsabilidad imposible de cargar. Un egoismo. Un nudo en el pecho aun mas grande que el de la garganta. Un silencio. Mil palabras. Lagrimas que no quise llorar. Gritos que no quise pronunciar. Abrazos que no quise dar. Golpes de desquite que solo a mi me provocaron malestar.





"El héroe tiene que estar dispuesto a perder su propia vida para poder salvar la vida de los demás. Ponerse en el lugar del otro, sentir lo que siente, sacrificarse por el otro, eso hace un héroe.
Nadie elige ser héroe, la vida, el azar, Dios, el destino, nos ponen en ese camino, un camino de entrega, un amor superior, un camino de sacrificios. Algunos toman un atajo, otros se hacen cargo del desafío, y eso ya distingue a un héroe.
Todos queremos sobrevivir, pero pocos dan su vida por la de los otros. En esa hazaña está el sacrificio. En ese sacrificio está el camino del héroe. El héroe sacrifica la vida por el otro,
porque sabe que sin el otro su vida no vale nada.
Pero el valor del héroe no está en la hazaña que realiza, sino en el sentimiento que lo moviliza. El héroe se sacrifica por amor. Por amor el héroe transita su camino, y quiera o no se hará cargo de su destino, porque lo sepa o no él ya eligió y fue elegido para ese camino… sacrificarse por amor."


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